2023-11-14 El problema con los cultos ovni

Cuando se trata de abordar fenómenos que son (a primera vista) de naturaleza anormal, es importante tener presente un concepto muy específico: la honestidad intelectual .

Hace unas semanas se organizó en mi pueblo un «Salón del Bienestar» (una convención sobre el bienestar). El programa incluyó una conferencia sobre «OVNIs y espiritualidad». Cabría preguntarse sobre el vínculo potencial entre el tema de los «ovnis» y la espiritualidad, y cómo se abordaría.

La conferencia se presentó en varias partes, cada una de las cuales abarcó temas específicos de ufología. El objetivo parecía ser establecer la realidad del fenómeno para el público en general. Se trataron diversos temas:

  • Círculos en los cultivos (Crop circles):
  • Contactados: personas que afirman haber experimentado algún contacto con entidades extraterrestres;
  • Fotos y vídeos de objetos voladores;
  • Casos históricos que abarcan varios siglos, a veces presentes en textos religiosos;
  • Presuntas abducciones por entidades extraterrestres.

Un problema es que actualmente no tenemos pruebas científicas de que todos estos fenómenos estén correlacionados. No se trata necesariamente del mismo tipo de avistamiento de «objetos voladores» que podría conducir a la formación de un «círculo en los cultivos» o a la»abducción» de una persona, por ejemplo. Podríamos enfrentarnos a varios fenómenos distintos que comparten características comunes, pero también es concebible que todos estos fenómenos estén interconectados. Ambas cosas son posibles, pero aún no hay nada seguro. Por lo tanto, es problemático presentar estos elementos juntos como parte de un todo único sin una certeza objetiva.

El siguiente problema es la presentación de casos que se ha demostrado que son engaños. Durante la parte de la conferencia sobre el «Contactado», George Adamski fue utilizado como ejemplo de la prueba definitiva de la presencia extraterrestre. A partir de 1952 afirmó haber entrado en contacto con «Orthon el Venusiano» [sic]. Para ilustrar este punto, se presentaron a la asamblea sus fotografías de platillos voladores, citados como los «mejores del mundo». 

Sin embargo, es bien sabido que el platillo de Adamski es falso. Según esta fuente , se trata de un ensamblaje de piezas de una lámpara de queroseno y otros objetos cotidianos.

Frisbee, fotografía de Joshua Choate para Pixabay for Pixabay

Otro problema fue que durante toda la conferencia sólo se utilizó el término «extraterrestres» para definir a estos seres potenciales. Esto implicaría que estamos seguros de su naturaleza. No lo estamos. A día de hoy, si bien podemos tener creencias y teorías sobre el origen de estos objetos, no hay certeza en la comunidad científica, ni siquiera entre los expertos en el tema.

Entre las diversas posibilidades se encuentran hipótesis de proyectos «ultraterrestres/criptoterrestres», «interdimensionales» o incluso simplemente militares secretos. David Grusch se refiere con cautela a la «inteligencia no humana». Sin embargo, sigue siendo posible que el fenómeno sea de naturaleza «extraterrestre», aunque no podemos decirlo con certeza por el momento. Es sólo una hipótesis entre muchas.

Hacia el final de la conferencia, el orador declaró: «Toda actividad ovni son extraterrestres que preparan a la humanidad para el regreso de Maitreya, nuestro salvador y protector», mencionando aquí a una figura del budismo.

 En ese momento me di cuenta de que no estaba en una conferencia «OVNIs y Espiritualidad»; parecía estar presenciando un adoctrinamiento cuasi religioso, en el que fenómenos inexplicables se utilizaban al servicio de las creencias de un grupo. Parecía que sólo estábamos allí para recibir «la Buena Palabra». 

Desde la década de 1950, los cultos y sectas ufológicas han estado utilizando el fenómeno OVNI para demostrar sus «poderes» a sus seguidores, y si el tema continúa ganando cobertura mediática, un auge de estos movimientos no queda descartado.

El título de la conferencia fue «OVNIs y espiritualidad». Espiritualidad no significa necesariamente religión. Podría haberse llevado a cabo una verdadera discusión sobre la conexión entre los ovnis y la espiritualidad, tocando temas como:

  • el mito del «pueblo de las estrellas» de las tribus amerindias
  • rituales chamánicos
  • Encuentros cercanos que implican interacción con la conciencia de los testigos.

En cambio, fuimos testigos de un discurso que presentaba la fé personal de unos pocos individuos.

Cabe preguntarse por la falta de honestidad intelectual de estas presentaciones, que tienen el efecto de alienar al público que asiste a estas conferencias por curiosidad para descubrir el tema un poco más en serio o para obtener respuestas a preguntas planteadas por la actualidad. Al no verificar la información, creerla ciegamente y presentar supuestos vínculos como verdades, las personas que organizan estas conferencias están desinformando al público, creyendo al mismo tiempo que le están informando.

Si bien se invita a la audiencia a hacer preguntas al final de la conferencia, la única pregunta proviene de una persona de unos cincuenta años: «Mi problema es tu Maitreya. ¿Cómo sabes todo esto? ¿Qué pruebas tienes?»

Respuesta: algunos tartamudeos vergonzosos, luego «Bueno… ¡así son las cosas!» [sic].

Este tipo de acontecimientos, en lugar de permitir la libertad de expresión y despertar la curiosidad del público en general, desacreditan el tema, que todavía se recupera con dificultad de 70 años de burla y estigmatización. Observando las reacciones de algunas personas en la sala (risas, perplejidad, malestar), puedo comprender fácilmente cómo esta estigmatización del tema se ha mantenido durante tanto tiempo: por ceguera y falta de honestidad intelectual ante acontecimientos  extraordinarios que se están produciendo.

Pero la ceguera es humana, e incluso entre aquellos convencidos de lo ridículo del tema, se puede observar luna predisposición a creer.

Imagen de Benjamín Balazs para Pixabay

Recientemente he notado dos tipos de reacciones por parte de personas que dicen ser escépticas:

La primera es omitir, deliberadamente o no, ciertos elementos de un caso. El «escéptico» elige la parte de la investigación que respalda su propia hipótesis. 

Tomemos, por ejemplo, el caso del sobrevueloso de Washington. En 1952, varios objetos sobrevolaron la capital de los Estados Unidos. Según la versión oficial de la Fuerza Aérea estadounidense, los ecos del radar fueron producidos por perturbaciones climáticas . Ésta es la justificación esgrimida para explicar el suceso. No explica los testigos visuales en las calles de Washington, cuando se enviaron F-94 para perseguir estos objetos, ni los documentos que prueban que los restos de estos mismos objetos fueron estudiados posteriormente por Wilbert Smith y luego enviados al Instituto Battelle .

Además, este caso dio lugar a la segunda conferencia de prensa más importante de la historia de Estados Unido encabezada por el mayor general John Samford y sólo superada por el anuncio del fin de la Segunda Guerra Mundial,

Este tipo de escepticismo arbitrario puede verse en lo que podría denominarse «negación científica categórica».

Tomemos, por ejemplo, el estudio del Dr. Garry Nolan sobre la recogida de supuestos restos de ovnis de Jacques Vallée. En su conclusión se puede leer que algunos de ellos son aleaciones de diferentes elementos conocidos, pero con proporciones isotópicas anormales. Esto significaría que estos fragmentos utilizan combinaciones atómicas que son inusuales, incluso inexistentes en la naturaleza, e inútiles para la industria.  

Cuando le planteé el tema a un ingeniero, la respuesta que recibí con respecto a este estudio fue que era «imposible» por las mismas razones de inestabilidad y rápida degradación. Esta es una negación categórica de la seriedad del estudio llevado a cabo.

Sin embargo, los fragmentos sí existen y aparentemente con estas características.

La realidad física de estos objetos es innegable.

Entonces la pregunta es: ¿por qué reaccionar tan negativamente ante estos hechos en lugar de intentar comprenderlos?

¿Quizás por miedo a que se tambaleen las convicciones personales y la fé en las instituciones?

¿O tal vez se debe a un juicio apresurado derivado de un conocimiento limitado del tema OVNI, centrándose principalmente en la cultura pop y las caricaturas mediáticas que han prevalecido durante los últimos 70 años?

En lugar de negar la existencia misma de un fenómeno desconocido debido a la naturaleza extraordinaria de sus hechos, ¿no deberíamos explorar esos mismos hechos e intentar reproducirlos para comprenderlos mejor? ¿O, más simplemente, para demostrar su propia existencia?

¿No consiste el método científico en tomar en consideración los hechos, experimentar para intentar reproducirlos, analizar los datos y luego sacar conclusiones?

Sin embargo, no suele ser éste el camino que toman en el tema OVNI quienes se declaran «escépticos», negando categóricamente su existencia por su naturaleza «imposible».

Si los hechos parecen demasiado «extraordinarios» al escéptico, se negará su existencia misma y se llegará a una conclusión apresurada sin ninguna investigación real. Una negación de la existencia misma del fenómeno.

Galileo Galilei, Imagen de stemark44 para Pixabay

¿No sería esto también una falta de honestidad intelectual?

Sin embargo, el Dr. Nolan basa su trabajo únicamente en los hechos. Su conclusión no es que se trate de restos de un platillo volante, ni mucho menos. Simplemente afirma que hay materiales que son anormales en términos isotópicos y estructurales, que ciertamente parecen fabricados, pero cuya función no podemos adivinar.

Lo que vincula estas aleaciones con el fenómeno OVNI son los avistamientos relacionados. Uno de los elementos analizados por el Dr. Nolan proviene del caso «Council bluff» en Iowa en 1977. Los testigos informan haber visto un objeto esférico rojo brillante que caía rápidamente y se estrellaba en un lago. Otros testigos afirman haber visto un objeto estacionario en el cielo que «atraía» este objeto esférico.

Si estos restos se hubieran encontrado sin que ningún testigo hablara de objetos volando por el cielo, ¿no habría sido mucho mayor el interés de la comunidad científica?

Es este aspecto «extraordinario» el que inmediatamente rechaza cualquier pensamiento o pregunta sobre una posibilidad aún desconocida.

El escepticismo es un componente esencial del método científico. Cualquier descubrimiento puede y debe ser verificado por equipos independientes.

Y esto se aplica independientemente del origen de la información.

¿No es el problema la tendencia actual hacia un discurso polarizado? Todo grupo humano intenta encuadrarse en elementos y formas de pensar comunes que lo distinguen de los demás y construyen la identidad de sus miembros. ¿No existe un fanatismo sobre los ovnis, existan o no?

El «creyente» necesita buscar respuestas, teniendo presente que sus convicciones pueden ser cuestionadas por estudios científicos.

El «escéptico» debe estar abierto a la posibilidad de que variables desconocidas puedan convertirse en los estándares del mañana.

Seas creyente o no, hay un misterio sobre este tema que ha existido durante al menos 70 años. Así que dejemos de intentar determinar quién tiene razón o quién no, y sigamos un camino hacia la verdad basado en hechos, más allá de lo que pueda estar más fácilmente disponible.

Imagen principal de Pexels para Pixabay

Traducido del inglés por Jaime Servera

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